jueves, 13 de septiembre de 2012

Un signo divino

La final olímpica de Munich 1972 fue EEUU - URSS.
 En la medianoche del 10 de septiembre de 1972, esa selección estadounidense perdió de modo increíble esa final: 50-51.
Las medallas de plata de los 12 jugadores de EE UU que perdieron aquella final ante los soviéticos en la medianoche del 10 de septiembre de 1972, quedaron guardadas en un banco muniqués y permanecen hoy en día en el Museo Olímpico de Lausana. 

El árbitro de aquel partido, el búlgaro Arabadjan aún vive, en Nueva York.
"Dejamos entrar a ese bastardo aquí, con nosotros Dios mío, si es que perdonamos a todo el mundo", se lamenta Bob Paul, jefe de Prensa de la selección estadounidense en 1972.

En el artículo IX de su testamento, su capitán, Kenny Davis, establece que, a su muerte, ni su mujer, Rita, ni sus hijos Jill y Bryan, ni sus descendientes acepten "jamás" una medalla de plata de los Juegos Olímpicos de 1972.

Pero ¿qué es lo que pasó?
A falta de tres segundos, el estadounidense Doug Collins encestó dos tiros libres que sellaban el 50-49 para EE UU, tras brutal falta del georgiano Mikhail Korkia, ya fallecido. Recuerda Doug: "Casi me desmayé por la caída. Pero cuando escuché  decir al Coach Hank Iba: "si Doug puede andar, él será quien tire esos tiros", no dudé, fui y los tiré como si estuviera en el patio de mi casa". 

Tras los tiros libres, con 50-49 para EE UU, el reloj corrió. Sonó la bocina del fin. 
Ahí parecía que se acababa la historia, oro norteamericano y plata soviética.

Pero irrumpieron los técnicos soviéticos, dirigidos por Vladimir Kondrashin: reclamaban un tiempo muerto pedido entre los tiros libres. Y estalló la polémica que dura cuatro décadas: tras el tiempo muerto, la URSS volvió a sacar y volvió a perder el balón. Los estadounidenses invadieron la cancha celebrando el oro.
Entonces, la mesa (con Renato Williams Jones, Secretario General de la FIBA, ya en ella) avisó que el marcador no se había reseteado: tocaba jugar otra vez los tres segundos

Entonces llegó el pase en globo de Edeshko a Alexander Belov, que anotó un tirito corto entre Forbes y Joyce­: era el 51-50 para la URSS, el júbilo explosivo de los soviéticos y las lágrimas de los universitarios americanos

Fueron declarados Héroes de la URSS. El equipo olímpico soviético de baloncesto vivió durante los Juegos en una casa alquilada, fuera de la Villa. En aquella "Casa Rusia", una cristiana limpiadora alemana intentó hacer creer en Dios a gente como Kondrashin, Sergei y  el pívot Alexander Belov.
Ellos dijeron que, para empezar, necesitarían un signo divino.
La mujer les prometió que tendrían ese signo del Cielo. Lo tuvieron.

2 comentarios:

  1. Bueno, esta clase de milagos suelen darse en todos los juegos olímpicos: goles que entran en la portería y vuelven a salir y el arbitro no se da cuenta, puntos que los arbritros no dan por buenos, etc... En realidad la muestra de divinidad quizás es la imperfección humana.

    PD. He dejado el comentario, únicamente por qué tenía curiosidad por preguntarte que ponía en esa pintada que hacía referencia a la rodilla de hemingway.??!!

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  2. ¡Hola Vigo!

    Sobre lo primero, estoy de acuerdo en que quizás no se adapta esta historia a la definición de milagro: que algo que no pueda pasar, suceda.
    Pero en mi humilde opinión sí sucede "de milagro", en el sentido coloquial de la expresión. Ví esta historia digna de darle difusión, ya que no creo que haya muchos precedentes de que un equipo tenga por casualidad, "tres últimas oportunidades" para ganar el partido "in extremis", y al final lo consiga.

    Sobre lo segundo, hace más de un año de aquello y no recuerdo en concreto la frase, pero la buscaré la semana que viene que empiezo las clases a ver si sigue allí (cosa bastante probable) y subo una foto.
    Creo recordar que decía algo así:
    "Gracias a la enfermera que cuando estaba convaleciente me hizo conocer el amor y comprender el valor de la rodilla de hemingway".
    Eso me hizo buscar por internet la historia de "la rodilla de Hemingway" lleno de curiosidad, a ver qué le había pasado a este escritor en la rodilla.

    Gracias por animarte a comentar.
    Echaré un vistazo a tu blog, ya he leído tu entrada sobre Hemingway.

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